Tercer paso
Tomamos la decisión de entregar nuestra voluntad y vida al cuidado de Dios, como lo entendimos
Comprendiendo el tercer paso
¿Crees posible hacerte solo una cirugía abierta de corazón?
Imposible, ¿no? Así de absurdo es creer que puedas trabajar sin ayuda los Doce
Pasos ANA. La gran verdad es que necesitamos la ayuda de un Poder mayor que
nosotros y, para ello, debemos entregar nuestra voluntad y vida a su cuidado.
Él es quien nos conoce, sabe lo que necesitamos para sanar, y tiene en mente nuestro
beneficio. En el Tercer Paso decidimos entregarle a Dios, como lo entendamos,
el cuidado de nuestra voluntad y vida.
Hemos admitido nuestra impotencia e inhabilidad para manejar
nuestra vida, pero hemos llegado a creer que un Poder mayor a nosotros puede restaurarnos
a la sanidad. Ahora tomamos la decisión de entregarle nuestra voluntad y vida a
su cuidado.
Trabajando el tercer paso
En el Tercer Paso tomamos una decisión. Y al igual que
cuando lo hacemos, analizamos factores externos e internos. ¿Qué tan bien hemos
manejado nuestra vida, necesidades y habilidades? Y de seguir como lo hemos
hecho, ¿qué podemos esperar de nuestro futuro? Nos tomamos tiempo para
prepararnos a los cambios y tomamos la decisión que es mejor que un Poder mayor
que nosotros nos cuide de acuerdo a su plan, el cual iremos descubriendo poco a
poco mediante el trabajo con el resto de los pasos. Y que esto es lo mejor para
nosotros.
Preparándonos para el tercer paso
Si trabajamos los primeros dos Pasos correctamente, no
tendremos dificultad con el Tercero. Pero si aún tenemos dudas que somos
impotentes ante las deficiencias de nuestra niñez y la inmanejabilidad de
nuestra vida, o aún no creemos que un Poder mayor que nosotros puede
devolvernos la sanidad, aún no estamos listos. Nos preparamos para el Tercer
Paso aceptando nuestra impotencia para manejar nuestra vida solos, y con las
semillas de la fe de un Poder mayor que nosotros plantadas en nuestro corazón.
Si todo esto está en su lugar, el Tercer Paso llega fácilmente.
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