domingo, 28 de junio de 2015

Doce Pasos

Admitimos que éramos impotentes ante las deficiencias de nuestra infancia - que nuestras vidas se habían vuelto inmanejables

Comprendiendo el primer paso

¿Recuerdas cuando eras niño y te hacían cosquillas? Y algunas veces te las hacían tan fuerte que perdías el control, y gritabas “¡Me doy, me doy, por favor, ya no me hagas cosquillas!”. ¿Y algunas veces, hasta que alguien te rescataba dejaban de molestarte?
El Primer Paso es como este episodio de nuestra niñez. Nuestra vida, conductas y actitudes son como esa persona cruel que nos hacía cosquillas, y ahora nos causan dolor y daños. Y tratamos de controlar para dominar y protegernos, pero los resultados frecuentemente han sido un caos. Y ahora no queremos ni ceder el control ni liberarnos de este tormento. En el Primer Paso admitimos que ya no podemos seguir así. Pedimos que nos liberen. Gritamos llorando: “¡Me doy!”.

Trabajando el primer paso

El Primer Paso nos brinda la oportunidad para admitir nuestra realidad y reconocer que nuestra vida no está funcionando como quisiéramos. Aprovechamos esta oportunidad para dejar de fingir y enfrentarnos a nuestra impotencia; en cierta forma, detenemos el malabarismo que hemos realizado con nuestras vidas durante tanto tiempo. Admitimos que no podemos continuar con la falsa idea de tener el control. Si esto significa dejar caer las pelotas, entonces ¡que se caigan, y ya! Estamos tan cansados de hacer tantos malabares con nuestra vida, que estamos listos para aceptar lo que venga.

Preparándonos para el primer paso

Manejamos nuestra vida de tal modo que llegamos al final de la cuerda y tocamos fondo. Nuestro esfuerzo y modo de hacer las cosas nos falló. En este punto, el Primer Paso nos da la oportunidad de reconocer que no tenemos control sobre nuestra vida. Nos preparamos admitiendo que nuestra impotencia es el primer paso del viaje que nos llevará hacia la plenitud. Este paso detiene el esfuerzo mal aplicado y nuestra forma de vivir. De hecho, nos da permiso para rendirnos.

Oración para el primer paso

Siendo Honesto
Siendo honesto, no sé a quién le estoy orando.
Quizás me esté hablando a mí mismo, pero...
Siendo honesto, ya no puedo soportarlo más.
Mi vida es un fracaso, me siento como un...
Siendo honesto, quiero morir,
quiero dejar de lastimarme; ya no quiero lastimarlos.
Siendo honesto, no sé qué es lo que debo de hacer.
Estoy perdido... vacío... todo es oscuridad.
Siendo honesto, no sé si alguien realmente me esté escuchando,
Pero si me escuchan, por favor...
 ¡Ayúdenme!

L
as ideas presentadas en el Primer Paso son sobrecogedoras para la mayoría de los Adultos Niños, hasta que empezamos a ver nuestra vida como lo que realmente es. Nos sentimos amenazados al ver que hemos sido impotentes ante nuestra vida y que no hemos sabido manejarla. Nuestra experiencia nos recuerda que nuestras conductas no siempre nos han producido paz y serenidad. Nuestra niñez, si fue afectada por personas con problemas emocionales o que abusaron substancias, inconscientemente frustra nuestros mejores planes, sueños y deseos. A menudo, nuestro problemático pasado nos ha hecho perder contacto con nosotros mismos y nuestra vida está plagada de conductas indeseables y fuertes emociones.
Vivimos en una sociedad que da gran valor a los logros individuales. Quizás de niños se nos enseñó a tener mucho éxito y que lo más importante en nuestra sociedad es ser competitivo en la escuela, en los deportes y en los negocios para ser “triunfadores” y “personas exitosas”. Sin embargo, si no logramos hacer lo que se nos enseñó, entonces nos sentimos “perdedores” y “fracasados”. Debido a la ausencia de buenos modelos de crianza, los Adultos Niños solemos vivir confundidos, sin saber a dónde pertenecemos y tratando de saber que es normal. Nuestro sentido del valor y el mérito no está determinado por lo que hacemos, sino que más bien por lo que otros piensan de lo que hacemos. Analizando nuestro pasado, podemos seguir definiéndonos como “perdedores”, condicionándonos a fallar; la ausencia de amor propio nos dificulta ser triunfadores, lo que nos provoca tensión y ansiedad.
Al ir madurando, esta situación se complica más, y la tensión no nos permite sentir satisfacción, lo que complica aún más nuestros problemas. Nuestros miedos e inseguridades se incrementan, provocándonos mayor miedo y, quizás, hasta pánico. Para aliviar la tensión, algunos empezamos a desarrollar conductas obsesivas compulsivas como comer, apostar, tener romances, sobre trabajar, ser activo socialmente y otras conductas adictivas/compulsivas. Y en casos más desesperados, a usar substancias alteradoras de nuestro estado de ánimo como drogas, alcohol, etc. En conclusión, si al analizar nuestra vida con objetividad reconocemos que es como un torbellino, estamos listos para el Primer Paso. En este punto no tenemos mejor alternativa que admitir que somos impotentes ante las deficiencias de nuestra infancia, que nuestra vida es inmanejable y que es mejor pedir ayuda.
El Primer Paso establece el cimiento para trabajar los pasos restantes: admitir nuestra impotencia ante las circunstancias de nuestra vida e incapacidad para manejarla. Rendirnos ante esto no es fácil. Aun cuando nuestras actitudes y conductas nos han producido tensión y dolor, es muy difícil rendirse, desprenderse y confiar en que las cosas puedan ser mejores. Las reacciones ante esto son diversas. Pueden provocar malestares diversos como confusión, tristeza, ansiedad, mareos, insomnio, etc. Son las respuestas normales a los severos esfuerzos internos que sentimos al trabajar con el Primer Paso. Es importante recordar que rendirse requiere de una gran energía mental y emocional, así como de una fuerte determinación. En este punto no te desalientes, porque te espera una vida nueva de libertad y felicidad.

Reflexión personal

En el Primer Paso admitimos objetivamente la realidad de nuestra vida. Posiblemente por primera vez admitas una derrota y que necesitas ayuda. El Primer Paso consta de dos partes:
v  En la primera parte admitimos que como resultado de nuestra impotencia hemos desarrollado tendencias obsesivas que se manifiestan en la forma mediante la que hemos tratado de manipular nuestra vida para apaciguar la tensión y la ansiedad provocadas por nuestros esfuerzos, lo que nos ha atado a un proceso adictivo que nos ha hecho impotentes ante nuestras actitudes y conductas.
v  En la segunda parte del Primer Paso admitimos que nuestra vida es y seguirá siendo inmanejable si insistimos en vivir únicamente con nuestros recursos.
Tu historia:          ¿Qué te ha impedido aceptar que has sido impotente y que no has sabido manejar tu vida? ¿Qué área de tu vida te está causando la mayor tristeza?
Estamos tan acostumbrados a asumir una responsabilidad absoluta por todo lo que sucede en nuestra vida y en la de los demás que nuestro orgullo se rebela ante la idea de que somos impotentes y que debemos dejar de ser dominantes. Por haber sido criados en un ambiente familiar disfuncional, es natural que seamos reactores ante los cambios, por lo que muchos nos hemos convertido en personas excesivamente responsables, mientras que otros nos hemos retraído y nos hemos hecho muy irresponsables. Hasta que no sobrepasemos el umbral personal de dolor, no seremos capaces de dar el Primer Paso que nos lleva hacia la libertad y la renovación de la fortaleza interna que hemos buscado. Debemos aceptar plenamente el hecho de que hemos sido impotentes antes de poder rendirnos completamente.
Tu historia:          ¿Qué eventos de tu vida provocaron que te dieras cuenta de la profundidad de tu dolor? El dolor es una señal que activa tú adicción, obsesión o compulsión. Concretamente, ¿qué dolor es tu señal más fuerte?
Al aceptar la realidad de nuestra situación, buscamos de forma natural a otros para que nos den respuestas. Nos sentimos como tímidos principiantes y nos asombramos al reconocer que se nos ha escapado la calidad de vida que estamos buscando. Puede ser que nuestros amigos nos recomienden ver a un psiquiatra o hablar con algún pariente de confianza. No importa que tantas fuentes externas busquemos, no sentiremos alivio sino hasta que, por nosotros, en nuestra propia mente y corazón, aceptemos y reconozcamos nuestra impotencia. Así, y sólo así, empezaremos a ver que el Primer Paso es el inicio de la liberación, aún cuando aun pensemos que la vida funciona con nuestras anticuadas técnicas de supervivencia.
Tu historia:          ¿Cómo tus dependencias no te dejan ver tu realidad? ¿Cuál es tu mayor miedo? ¿Qué te hace dudar?
El Primer Paso debe ser un compromiso permanente. Debemos recordar que nuestras conductas, hábitos y actitudes destructivas son parte de nosotros y reacciones inconscientes a las tensiones de la vida. Conforme nos demos cuenta cómo surgieron, podremos admitir nuestra impotencia y buscar una solución con la ayuda de un Poder mayor que nosotros. Este simple acto abre la puerta a la sanación.
Tu historia:          ¿Dónde sientes una fuerte necesidad de tener el control? ¿Cuáles son los resultados de tus hábitos destructivos?
La segunda parte del Primer Paso, la admisión de que nuestra vida es inmanejable, es tan difícil de asimilar como darnos cuenta que somos impotentes. Nos podemos volver más observadores de los pensamientos y las conductas de nuestro pasado y de lo cual todavía dependemos como una forma para evadir nuestra realidad. Pero debemos ser absolutamente honestos, deshacernos de los disfraces y ver las cosas como realmente son. Cuando dejemos de buscar excusas para justificar nuestro comportamiento, habremos dado el primer paso de humildad necesario para aceptar una guía espiritual con la que vamos a protegernos para reconstruir nuestra vida.
Tu historia:          ¿Qué áreas de tu vida están fuera de control? ¿En qué situaciones específicas te excusas y justificas tu conducta?
La curación de una enfermedad se inicia al darnos cuenta de su presencia. De una manera similar, nuestra sanación inicia al darnos cuenta de nuestras conductas y actitudes destructivas y dar los pasos necesarios para modificarlas.
Tu historia:          ¿Qué conducta específica te causa los problemas que has estado evadiendo? ¿Qué conducta estas defendiendo mediante justificaciones? ¿Cómo lo haces?
Al ir avanzando en el programa, descubriremos que el cambio verdadero y duradero no sucede tratando de alterar las condiciones externas de nuestra vida. Aunque es tentador pensarlo así, debemos tener presente que los arreglos externos no pueden corregir los problemas internos, y que es necesario renunciar a la creencia de que nos podemos sanar manipulando nuestro medio ambiente. Nuestra buena disposición en trabajar los Pasos nos permitirá iniciar nuestra curación permanente y que comienza por nuestro interior.
Tú historia:          En el pasado, ¿cómo trataste de alterar tus condiciones de vida manipulando tu medio ambiente externo? ¿En qué áreas de tu vida quieres hacer el bien haciendo lo que no deseas hacer?

Preparándote para la fraternidad

Comparte en tu grupo ANA las preguntas que más te gustaron del Primer Paso. ¿Qué podría hacer otra persona para animarte en tu trabajo de Primer Paso y tu recuperación? Específicamente, ¿qué puedes hacer para alentar a tus compañeros en recuperación?

Ideas clave

v  Impotente: En el Primer Paso descubrimos que la recuperación comienza con la admisión de que somos impotentes. Admitimos que no tenemos poder sobre nosotros mismos para vivir la vida como lo quiere nuestro Poder superior.

v  Inmanejable: Hemos tratado de manejar nuestra vida y la vida de otros. Sin embargo, nuestros manejos generalmente se toparon con el fracaso. En el Primer Paso admitimos que no queremos controlar o manejar nuestra vida como lo habíamos hecho.

miércoles, 24 de junio de 2015

Diálogo con tu Poder Superior

Diálogo con Tú Poder Superior

El Onceavo Paso sugiere la práctica de dos poderosas disciplinas para hacer contacto consciente con tu Poder superior: la oración y la meditación. La meditación dirigida puede traerte luz, pero otro método más sencillo para practicarla es la siguiente:

Relájate y concéntrate en la presencia amorosa de tu Poder superior, acompañándote y llenando tu mente. Espera los pensamientos que vayan presentándose y, libre de prejuicios, anótalos; anota todo lo que pienses y sientas y trata de capturar cada palabra e imagen conforme se te ocurran. Podrán parecerte tonterías sin sentido, o penosas, pero todas son relevantes. Escríbelas sin analizarlas o tratar de encontrarles sentido.

Si haces este ejercicio con regularidad como una herramienta adicional a la oración y a la meditación, descubrirás una forma para encontrar respuestas, amor y la guía de tu Poder superior.

Algunas sugerencias que pueden ayudarte en este proceso son:

v  Evita mirar la página
  v  Cierra tus ojos mientras escribes.
v  Ignora las reglas de puntuación.
v  Escribe con tu mano no dominante (con la que no escribes) para mantener la espontaneidad.
v  Desarrolla un diálogo; tú eres la pluma a través de que tu Poder superior se comunica.

v  Limítate a escribir 15 minutos como máximo.

Poder

PUEDO SER PODEROSO Y AÚN ASÍ ESTAR EN PAZ 

La presencia de mi Poder Superior existe en mí. No tengo que alcanzar fuera de mi lo que reside dentro. Estoy involucrado en una búsqueda por la tranquilidad. Deseo sentirme bien acerca de mí emocional, física mental y espiritualmente. Alcanzar este estado de felicidad no vendrá enfocándome en cosas materiales o en otras personas.
Me siento en paz cuando reconozco el tremendo poder que existe dentro de mí. Cuando me alineo con mi poder interno, yo sé que me alineo con Dios. He visto lo que sucede cuando mi poder no se le da un buen uso. Esto es cuando comienzo a depender de personas y cosas para llenarme.

Ya no estoy siendo oprimido más por las personas y las cosas. A través de mi recuperación, estoy descubriendo maneras de alinearme conmigo mismo y con mi poder interior y con Dios, de modo que me puedo mover hacia delante rellenando mi potencial.

domingo, 7 de junio de 2015

Características de los Adultos Niños


H
emos descubierto que si los responsables de criarnos fueron personas inestables emocionalmente[1] o tuvieron problemas de abuso de substancias, compartimos ciertas características disfuncionales similares por haber crecido con las cuatro reglas básicas de un sistema familiar disfuncional y que son:
1.       Rigidez
2.       Silencio
3.       Negación
4.       Aislamiento
Nuestras características pueden agruparse de la siguiente manera:
Características Emocionales
Características Mentales
Características Físicas
Características Conductuales
Miedo
Ira
Dolor
Resentimiento
Desconfianza
Soledad
Tristeza
Pena
Culpa
Rigidez
Extremista
Falta de infor-mación
Obsesivo com-pulsivo
Indecisión
Disfunciones cognitivas
Hipervigilia
Hombros ten-sos
Dolor de es-palda
Disfunción sexual
Problemas gastrointes-tinales
Tensión ner-viosa
Alergias
Vida en crisis
Manipulador
Dificultad para frater-nizar
Dificultad para diver-tirse
Obsesión por pertenecer
Compulsiones y adicciones

características emocionales

Los Adultos Niños no compartimos las mismas características mentales, físicas y conductuales. Sin embargo, nuestras emociones subyacentes, miedo, coraje y dolor, son similares, lo que nos permite identificarnos rápidamente, aún cuando nuestras conductas sean diferentes. Por ejemplo, quizás uno esté brincando de una relación a otra, mientras que otro se ha mantenido siempre en la misma. Aunque las conductas sean diferentes, ambos comparten el mismo problema de fondo: miedo y desconfianza.
El sentimiento de abandono es nuestro sentimiento primario, pero el miedo ocupa el primer lugar de las Características Emocionales pues es nuestra emoción subyacente. Suele manifestarse más bien como ira y dolor. Para recuperarnos plenamente, los Adultos Niños debemos trabajar todas las emociones primarias y secundarias provocadas por haber vivido en un sistema familiar disfuncional e incoherente como miedo, ira, dolor, resentimiento, desconfianza y tristeza. Si las emociones secundarias no son resueltas, aún cuando se resuelva el sentimiento de abandono no habrá una plena recuperación.

características mentales

Los Adultos Niños desarrollamos una perspectiva mental de la vida de acuerdo a lo que vivimos en nuestra familia disfuncional y sus reglas - rigidez, silencio, negación y aislamiento – que dieron forma a nuestra manera extremista de pensar, pues no vemos la vida como un proceso, sino en absolutos: o es blanco o negro, o todo o nada, lo que nos ha hecho muy difícil aprender a negociar nuestras necesidades.
Por la falta de respuestas o las respuestas incoherentes que nos dieron los adultos encargados de criarnos, tenemos poca información real y válida de la vida y sus procesos, entre otras, del manejo de nuestras emociones. Por ello, nos es más fácil ser compulsivos, pues la falta de información nos hace difícil decidir lo mejor, y peor aún, creemos que para no equivocarnos, es mejor “ser perfectos”.
Entre nosotros es común la dislexia y otras disfunciones cognitivas que pasaron desapercibidas y no fueron atendidas lo que en la escuela nos provocó problemas de aprendizaje; por ello, no nos es fácil pensar con claridad; sobre todo si estamos bajo presión.

características físicas

Una familia disfuncional es un sistema que funciona, pero bajo mucha presión y tensión, lo que de niños repercutió sobre nuestra salud. Cargamos diversos sentimientos dolorosos reprimidos; por ejemplo, el sentimiento de abandono nos provoca tensión en hombros y dolor de cabeza y la falta de apoyo dolor en la espalda baja.
Por lo general, tenemos diversos tipos y grados de disfunciones sexuales, sobre todo si fuimos víctimas de abuso, lo cual es la norma y no la excepción en las familias disfuncionales y afecta tanto a las niñas como a los niños. La disfunción sexual puede manifestarse como impotencia, ansiedad al desempeño, anorgasmia o profundos sentimientos de pena y culpa, lo que nos impide disfrutar de nuestra sexualidad plenamente.
Los Adultos Niños reprimimos nuestras emociones, lo que nos provoca diversos tipos de desórdenes gastrointestinales como úlcera, constipación, diarrea y dolor estomacal. La depresión, común entre nosotros, nos hace más vulnerables al catarro, insomnio, estados generalizados de fatiga y baja energía. Asimismo, nos son comunes las alergias a la comida, polen, polvo, alcohol y otras drogas.
Una vez que un Adulto Niño comienza a recuperarse, trabajando el programa ANA, muchas de las dolencias físicas desapareen, pero otras tendrán que ser atendidas profesionalmente por un médico.

características conductuales

Aunque los Adultos Niños solo tenemos en común ciertos hábitos y conductas, todos tenemos en común las razones por las que los desarrollamos: la respuesta a la incoherencia y las conductas impredecibles, a veces peligrosas, de los adultos encargados de cuidarnos; sobre todo si hubo abuso de sustancias.
Por otro lado, como los adultos de la familia disfuncional se comportan con las cuatro reglas de la familia disfuncional - Rigidez, Silencio, Negación y Aislamiento – además de haber desarrollado hábitos y conductas para sobrevivir, ¡aprendimos a comportarnos con las cuatro reglas de la familia disfuncional!
Una familia disfuncional siempre vive en crisis. En consecuencia, nos es normal organizarnos para vivir siempre en crisis y así sentir que “estamos viviendo la vida y somos útiles”. Y la verdad es que este remolino de actividad solo es un escudo para no ver ni sentir el dolor de nuestra realidad.
Nuestra desesperada necesidad de controlar todo, lo que incluye personas, trabajos, espacio físico, y casi todo lo que los rodea, es consecuencia directa de nuestro desarrollo en una familia emocionalmente inmadura e incoherente. Toda persona tiene la necesidad de sentirse segura, sobre todo un niño, pero como nuestra familia era incoherente, sin importar como se mostraba a terceros, tratábamos inútilmente de controlar el sistema para sentirnos seguros. Así se gestó nuestra codependencia y necesidad de controlar todo.
Una familia disfuncional no satisface las necesidades normales de amor, afecto, atención y reconocimiento. Por ello, aprendimos que para obtener lo que deseábamos, teníamos que manipular. Hoy, aún sabiendo que esto está mal, no podemos dejar de hacerlo porque no sabemos comportarnos de otra manera sino hasta después de iniciar el programa para sanar el problema.
La intimidad y la fraternidad requieren de confianza, comunicación y habilidad para resolver conflictos, características que no tenemos pues nos es muy difícil decir lo que sentimos, necesitamos y queremos; a veces ¡hasta nos es difícil llevar una conversación normal!; Y más aún ¡hablar de asuntos que nos son muy importantes! Los Adultos Niños no sabemos cómo resolver conflictos y en su lugar, preferimos aparentar que no los hay, ya que nos es muy difícil negociar soluciones.
Los Adultos Niños entablamos dos tipos básicos de relación de pareja:
v  Buscamos una cualidad mágica inalcanzable para sentirnos bien, por lo que brincamos de una relación a otra.
v  Nos aferramos a una sola persona sin importarnos lo mal o en contra que esté de la relación.
Lo triste en ambos casos es que presentimos que algo anda mal, pero no podemos entender qué. Si se nos llegara a preguntar que es la intimidad, la mayoría nos quedaríamos en blanco, con la mirada perdida, sin poder responder atinadamente.
Una familia disfuncional no es un lugar divertido: es seria y caótica. Por ello, de niños no aprendimos a jugar. Y esto se complicó aún más por querer tener todo bajo control. En consecuencia, nos tomamos todo muy en serio y aún cuando nos estemos divirtiendo, siempre tendremos el sentimiento de que nos caerá la guillotina y nuestra diversión terminará súbita y dolorosamente.
La mayoría tratamos de pertenecer; y a lo que sea. Somos maestros en integrarnos a todo tipo de grupo, sin importar que tanto daño nos haga estar ahí. Somos maestros de la actuación, pero al mismo tiempo, nos aterra ser el centro de atención. Esto tiene sus raíces en la familia disfuncional donde llamar la atención podía ser peligroso.
Nuestras actitudes y conductas obsesivas compulsivas son aprendidas y, si no las sanamos, persistirán hasta la muerte. Sus efectos son ilimitados y muy dolorosos. Todo lo que se pueda hacer, lo haremos de manera compulsiva y adictiva. Por ejemplo:
v  Alcoholismo y drogadicción: Los Adultos Niños son 5 veces más propensos que los niños de familias normales.
v  Desórdenes Alimenticios, como anorexia, bulimia, etc.
v  Fumar
v  Relaciones Adictivas
v  Adicción y compulsión al sexo
v  Adicción y compulsión al deporte
v  Compulsión a la perfección.
v  Adicción y compulsión hacia ____________ (llena el espacio tu mismo, la lista es prácticamente infinita)
La clasificación de las características en categorías emocionales, mentales, físicas y conductuales es tan solo un intento en ayudarte a clarificar un síndrome que es extremadamente complejo. El modelo no representa a un Adulto Niño, pues cada cual es un ser único e individual. Aunque las características pueden cambiar, la base emocional es la misma: la experiencia de haber crecido en una familia disfuncional con un común denominador: miedo, ira, y dolor.
Las decisiones que motivan a los Adultos Niños surgen de su niñez, a menudo olvidada y guardada en el inconsciente. No saben porque sienten, piensan y se comportan de la forma en que lo hacen, y cuando finalmente se dan cuenta, creen que no podrán cambiar. Sin embargo, cientos de Adultos Niños se han recuperado con la práctica del Programa ANA de Doce Pasos. Quizás de todos los grupos de recuperación, pocos somos tan dedicados y responsables en trabajar una solución efectiva de recuperación como los Adultos Niños. Nuestro valor y voluntad son una poderosa fuente de inspiración.

Te invito a que descargues mi ebook "Camino al Corazón - Doce Pasos para Adultos Niños" (Max R. Schmidt) desde tu iTunes haciendo clic aquí
o bien tu libro impreso haciendo clic aquí
y no dejes de visitar mi sitio web con las últimas novedades de mi obra haciendo clic aquí

Estamos en Facebook







[1] Recomendamos al lector que lea y recomiende a los adultos con problemas emocionales el libro “El Libro Grande - Como Funciona el Programa de Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos” de Max R. Schmidt en tu iTunes o tu libro impreso haciendo clic aquí
Adultos Niños se han recuperado con la práctica del Programa ANA de Doce Pasos. Quizás de todos los grupos de recuperación, pocos somos tan dedicados y responsables en trabajar una solución efectiva de recuperación como los Adultos Niños. Nuestro valor y voluntad son una poderosa fuente de inspiración.




[1] Recomendamos al lector que lea y recomiende a los adultos con problemas emocionales el libro “El Libro Grande - Como Funciona el Programa de Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos” de Max R. Schmidt

viernes, 5 de junio de 2015

¿Soy un Adulto Niño? Resultado del Cuestionario

Resultados del Cuestionario

Cada una de las preguntas del Cuestionario para saber si eres un Adulto Niño ha sido cuidadosamente elegida y describe características comunes de los Adultos Niños.

Si contestaste SI a más de dos preguntas, es probable que tu madurez emocional haya quedado detenida en algún punto de tu niñez, y seguirá así hasta que busques ayuda para sanarla.  Si crees que tus emociones te están haciendo la vida inmanejable porque eres un Adulto Niño y deseas recuperarte, te sugerimos que continúes leyendo este libro y aproveches los recursos que aquí se detallan. Pero sobre todo, enfáticamente te sugerimos que asistas a una reunión de los Grupos ANA y escuches los testimonios de recuperación de otros Adultos Niños que, como tú, lograron sanar y recuperarse de problemas como los tuyos.

Para tener más información de ANA en facebook, puedes hacer clic aquí.

Si quieres Literatura Aprobada de ANA, puedes adquirir los siguientes libros:



El único requisito para pertenecer a ANA y 
trabajar su Programa de Doce Pasos es 
el deseo de recuperarse de las deficiencias de la niñez.


jueves, 4 de junio de 2015

¿Eres un "Adulto Niño? Contesta este cuestionario para averiguarlo

Este cuestionario te ayudará a determinar si tienes daños emocionales por tu niñez y eres un Adulto Niño. Contesta las preguntas con honestidad y, si gustas, no se lo muestres a nadie. Sé honesto, porque esta puede ser tu mejor oportunidad para obtener ayuda, mejorar tu vida, disfrutar tus éxitos y ser feliz.

Cuestionario

¿Continuamente buscas la aprobación y la afirmación?

Puede ser que esto se deba a que no sabes qué es lo “normal” y tratas de deducirlo por los actos y las reacciones de otros.
SI

NO

¿No reconoces tus logros?

Lo que a ti te parece rutinario, puede ser considerado sobresaliente por todos a tu alrededor.
SI

NO

¿Le temes a la crítica?

Durante la niñez, la “crítica” a menudo era acompañada de alguna forma de abuso verbal, físico o emocional.
SI

NO

¿Te esfuerzas de más al hacer algo?

Realizar una carga de trabajo normal nunca fue suficiente. Tenías que esforzarte de más para que no te castigaran.
SI

NO

¿Has tenido problemas por tus conductas compulsivas?

Sin que lo sepas, es probable que hayas desarrollado un patrón en la infancia por lo que haces todo compulsivamente.
SI

NO

¿Tienes la necesidad de ser perfeccionista?

Un pequeño error y puedes estallar en ira. Este miedo está profundamente arraigado y te afecta en la vida adulta.
SI

NO

Cuando tu vida marcha bien, ¿te sientes inquieto, como que algo malo te va a pasar?

Los adultos inestables emocionalmente, o que abusaban de substancias, saboteaban continuamente los buenos momentos, como vacaciones, cumpleaños, etc. Los eventos y las cosas nunca sucedían como se habían planeado.
SI

NO

¿Te sientes con más vida cuando estás en medio de una crisis?

Algunas personas se hacen adictas a las experiencias excitantes y les aburren las personas y los eventos normales.
SI

NO

¿Todavía te sientes responsable por otros, igual a como te sentías con tus padres por sus problemas?

Uno se sentía el “responsable” por la forma de ser de los adultos inestables, y una sensación de “si yo hubiera hecho algo distinto…” persiste hasta la vida adulta.
SI

NO

¿No te cuidas por cuidar a otros?

Te sientes a gusto con el rol de “estar cuidando” y te incomoda hacer cosas para ti, como comprarte algo.
SI

NO

¿Te aíslas de las personas?

Sientes que si están muy en contacto contigo pueden llegar a saber tus “secretos escondidos”.
SI

NO

¿Te dan miedo las figuras de autoridad y las personas enojadas?

En tu infancia los adultos abusaron de ti. Por eso, crees que te sucederá lo mismo con las figuras de autoridad. Cuando el adulto inestable se enojaba, significaba que de seguro te iba a suceder algo malo.
SI

NO

¿Sientes que las personas o la sociedad se están aprovechando de ti?

Creciste con expertos en manipular y controlar todo a su alrededor. La confianza no es algo que se te dé con naturalidad.
SI

NO

¿Tienes problemas para lograr intimidad y profundizar en tus relaciones?

Es muy probable que las únicas demostraciones de amor que viste en tu niñez fueran a las sustancias y el caos.
SI

NO

¿Confundes la lástima con el amor, como lo hiciste con los adultos inestables de tu hogar?

Puede ser que te sientas atraído hacia personas que te “necesitan” o hacia personas que puedes “rescatar”.
SI

NO

¿Atraes o buscas a personas que tienden a ser compulsivas y abusivas?

De nuevo, las personas normales te aburren y no las comprendes. Te sientes más a gusto rodeado de personas con problemas con las que te puedes identificar y crees que no te van a juzgar.
SI

NO

¿Eres dependiente de relaciones porque tienes miedo a estar solo?

Esto puede ser consecuencia de tu profundo miedo al abandono. De una forma u otra, tu padre/madre te abandonó emocional o físicamente y prefirió su sustancia de adicción.
SI

NO

¿Tienes desconfianza de lo que sientes y de lo que otros sienten o te dicen?

Cuantas veces escuchaste “Lo siento. Ya no volverá a suceder”, y volvía a suceder.
SI

NO

¿Te es difícil identificar y expresar lo que sientes?

Se te prohibió llorar y expresar tu enojo. Y si lo hacías, tenías que enfrentar serias consecuencias o burlas.
SI

NO

¿Crees que el uso de substancias intoxicantes o la inestabilidad emocional de tus padres te afectó?

No todos los que beben son alcohólicos, ni los que tienen problemas emocionales son inestables emocionalmente. Pero es muy difícil creer que donde se bebe mucho y el ánimo siempre es inestable no existan daños.
SI

NO

Resultados del Cuestionario

Cada una de las preguntas de este cuestionario ha sido cuidadosamente elegida y describe características comunes de los Adultos Niños.
Si contestaste SI a más de dos preguntas, es probable que tu madurez emocional haya quedado detenida en algún punto de tu niñez, y seguirá así hasta que busques ayuda para sanarla.  Si crees que tus emociones te están haciendo la vida inmanejable porque eres un Adulto Niño y deseas recuperarte, te sugerimos que continúes leyendo este libro y aproveches los recursos que aquí se detallan. Pero sobre todo, enfáticamente Te sugerimos que asistas a una reunión de los Grupos ANA[1] Adultos Niños Asociación, y escuches los testimonios de recuperación de otros Adultos Niños que, como tú, lograron sanar y recuperarse de problemas como los tuyos.




[1] Los Grupos ANA no cobran honorarios ni cuotas. El único requisito para asistir es el deseo de recuperarte de las deficiencias de tu niñez. 

lunes, 1 de junio de 2015

Adultos Niños - ¿Que sucede con sus necesidades?

Necesidades


En una familia funcional los padres comprenden y satisfacen las necesidades físicas, mentales, emocionales y espirituales de los niños. Sin embargo un Adulto Niño aprende a comportarse de tal modo que pueda sobrevivir el caos de su familia disfuncional. Su conducta y actitudes pueden variar desde el reto a la autoridad (la imagen romántica del "rebelde") hasta la supresión de sus necesidades para atender las de los adultos que se supone debieran criarlo. El problema estriba en que el Adulto Niño seguirá atendiendo necesidades de personas que se asemejen a sus padres disfuncionales; y lo hará toda su vida, hasta que alguien le haga ver que esto no es correcto, sino el resultado de una inmadurez por las deficiencias de su niñez.