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emos descubierto que si los responsables de criarnos fueron
personas inestables emocionalmente[1]
o tuvieron problemas de abuso de substancias, compartimos ciertas
características disfuncionales similares por haber crecido con las cuatro
reglas básicas de un sistema familiar disfuncional y que son:
1.
Rigidez
|
2.
Silencio
|
3.
Negación
|
4.
Aislamiento
|
Nuestras características pueden
agruparse de la siguiente manera:
Características
Emocionales
|
Características Mentales
|
Características Físicas
|
Características
Conductuales
|
Miedo
Ira
Dolor
Resentimiento
Desconfianza
Soledad
Tristeza
Pena
Culpa
Rigidez
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Extremista
Falta de infor-mación
Obsesivo com-pulsivo
Indecisión
Disfunciones cognitivas
Hipervigilia
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Hombros ten-sos
Dolor de es-palda
Disfunción sexual
Problemas gastrointes-tinales
Tensión ner-viosa
Alergias
|
Vida en crisis
Manipulador
Dificultad para frater-nizar
Dificultad para diver-tirse
Obsesión por pertenecer
Compulsiones y adicciones
|
características emocionales
Los Adultos Niños no compartimos las mismas características
mentales, físicas y conductuales. Sin embargo, nuestras emociones subyacentes,
miedo, coraje y dolor, son similares, lo que nos permite identificarnos rápidamente,
aún cuando nuestras conductas sean diferentes. Por ejemplo, quizás uno esté
brincando de una relación a otra, mientras que otro se ha mantenido siempre en
la misma. Aunque las conductas sean diferentes, ambos comparten el mismo
problema de fondo: miedo y desconfianza.
El sentimiento de abandono es nuestro sentimiento primario, pero
el miedo ocupa el primer lugar de las Características Emocionales pues es nuestra
emoción subyacente. Suele manifestarse más bien como ira y dolor. Para recuperarnos
plenamente, los Adultos Niños debemos trabajar todas las emociones primarias y
secundarias provocadas por haber vivido en un sistema familiar disfuncional e
incoherente como miedo, ira, dolor, resentimiento, desconfianza y tristeza. Si
las emociones secundarias no son resueltas, aún cuando se resuelva el
sentimiento de abandono no habrá una plena recuperación.
características mentales
Los Adultos Niños desarrollamos una perspectiva mental de la
vida de acuerdo a lo que vivimos en nuestra familia disfuncional y sus reglas -
rigidez, silencio, negación y aislamiento – que dieron forma a nuestra manera
extremista de pensar, pues no vemos la vida como un proceso, sino en absolutos:
o es blanco o negro, o todo o nada, lo que nos ha hecho muy difícil aprender a negociar
nuestras necesidades.
Por la falta de respuestas o las respuestas incoherentes que
nos dieron los adultos encargados de criarnos, tenemos poca información real y válida
de la vida y sus procesos, entre otras, del manejo de nuestras emociones. Por
ello, nos es más fácil ser compulsivos, pues la falta de información nos hace
difícil decidir lo mejor, y peor aún, creemos que para no equivocarnos, es
mejor “ser perfectos”.
Entre nosotros es común la dislexia y otras disfunciones
cognitivas que pasaron desapercibidas y no fueron atendidas lo que en la
escuela nos provocó problemas de aprendizaje; por ello, no nos es fácil pensar con
claridad; sobre todo si estamos bajo presión.
características físicas
Una familia disfuncional es un sistema que funciona, pero
bajo mucha presión y tensión, lo que de niños repercutió sobre nuestra salud. Cargamos
diversos sentimientos dolorosos reprimidos; por ejemplo, el sentimiento de
abandono nos provoca tensión en hombros y dolor de cabeza y la falta de apoyo
dolor en la espalda baja.
Por lo general, tenemos diversos tipos y grados de disfunciones
sexuales, sobre todo si fuimos víctimas de abuso, lo cual es la norma y no la
excepción en las familias disfuncionales y afecta tanto a las niñas como a los niños.
La disfunción sexual puede manifestarse como impotencia, ansiedad al desempeño,
anorgasmia o profundos sentimientos de pena y culpa, lo que nos impide
disfrutar de nuestra sexualidad plenamente.
Los Adultos Niños reprimimos nuestras emociones, lo que nos
provoca diversos tipos de desórdenes gastrointestinales como úlcera,
constipación, diarrea y dolor estomacal. La depresión, común entre nosotros,
nos hace más vulnerables al catarro, insomnio, estados generalizados de fatiga
y baja energía. Asimismo, nos son comunes las alergias a la comida, polen,
polvo, alcohol y otras drogas.
Una vez que un Adulto Niño comienza a recuperarse,
trabajando el programa ANA, muchas de las dolencias físicas desapareen, pero
otras tendrán que ser atendidas profesionalmente por un médico.
características conductuales
Aunque los Adultos Niños solo tenemos en común ciertos hábitos
y conductas, todos tenemos en común las razones por las que los desarrollamos: la
respuesta a la incoherencia y las conductas impredecibles, a veces peligrosas,
de los adultos encargados de cuidarnos; sobre todo si hubo abuso de sustancias.
Por otro lado, como los adultos de la familia disfuncional
se comportan con las cuatro reglas de la familia disfuncional - Rigidez,
Silencio, Negación y Aislamiento – además de haber desarrollado hábitos y
conductas para sobrevivir, ¡aprendimos a comportarnos con las cuatro reglas de la
familia disfuncional!
Una familia disfuncional siempre vive en crisis. En
consecuencia, nos es normal organizarnos para vivir siempre en crisis y así sentir
que “estamos viviendo la vida y somos útiles”. Y la verdad es que este
remolino de actividad solo es un escudo para no ver ni sentir el dolor de
nuestra realidad.
Nuestra desesperada necesidad de controlar todo, lo que
incluye personas, trabajos, espacio físico, y casi todo lo que los rodea, es
consecuencia directa de nuestro desarrollo en una familia emocionalmente
inmadura e incoherente. Toda persona tiene la necesidad de sentirse segura,
sobre todo un niño, pero como nuestra familia era incoherente, sin importar
como se mostraba a terceros, tratábamos inútilmente de controlar el sistema
para sentirnos seguros. Así se gestó nuestra codependencia y necesidad de
controlar todo.
Una familia disfuncional no satisface las necesidades normales
de amor, afecto, atención y reconocimiento. Por ello, aprendimos que para
obtener lo que deseábamos, teníamos que manipular. Hoy, aún sabiendo que esto
está mal, no podemos dejar de hacerlo porque no sabemos comportarnos de otra manera
sino hasta después de iniciar el programa para sanar el problema.
La intimidad y la fraternidad requieren de confianza,
comunicación y habilidad para resolver conflictos, características que no
tenemos pues nos es muy difícil decir lo que sentimos, necesitamos y queremos;
a veces ¡hasta nos es difícil llevar una conversación normal!; Y más aún ¡hablar
de asuntos que nos son muy importantes! Los Adultos Niños no sabemos cómo resolver
conflictos y en su lugar, preferimos aparentar que no los hay, ya que nos es
muy difícil negociar soluciones.
Los Adultos Niños entablamos dos tipos básicos de relación
de pareja:
v Buscamos
una cualidad mágica inalcanzable para sentirnos bien, por lo que brincamos de
una relación a otra.
v Nos
aferramos a una sola persona sin importarnos lo mal o en contra que esté de la
relación.
Lo triste en ambos casos es que presentimos que algo anda mal,
pero no podemos entender qué. Si se nos llegara a preguntar que es la intimidad,
la mayoría nos quedaríamos en blanco, con la mirada perdida, sin poder
responder atinadamente.
Una familia disfuncional no es un lugar divertido: es seria
y caótica. Por ello, de niños no aprendimos a jugar. Y esto se complicó aún más
por querer tener todo bajo control. En consecuencia, nos tomamos todo muy en
serio y aún cuando nos estemos divirtiendo, siempre tendremos el sentimiento de
que nos caerá la guillotina y nuestra diversión terminará súbita y
dolorosamente.
La mayoría tratamos de pertenecer; y a lo que sea. Somos
maestros en integrarnos a todo tipo de grupo, sin importar que tanto daño nos
haga estar ahí. Somos maestros de la actuación, pero al mismo tiempo, nos
aterra ser el centro de atención. Esto tiene sus raíces en la familia disfuncional
donde llamar la atención podía ser peligroso.
Nuestras actitudes y conductas obsesivas compulsivas son
aprendidas y, si no las sanamos, persistirán hasta la muerte. Sus efectos son
ilimitados y muy dolorosos. Todo lo que se pueda hacer, lo haremos de manera
compulsiva y adictiva. Por ejemplo:
v
Alcoholismo y drogadicción: Los Adultos Niños
son 5 veces más propensos que los niños de familias normales.
v
Desórdenes Alimenticios, como anorexia, bulimia,
etc.
v
Fumar
v
Relaciones Adictivas
v Adicción
y compulsión al sexo
v
Adicción y compulsión al deporte
v
Compulsión a la perfección.
v Adicción
y compulsión hacia ____________ (llena el espacio tu mismo, la lista es
prácticamente infinita)
La clasificación de las características en categorías
emocionales, mentales, físicas y conductuales es tan solo un intento en
ayudarte a clarificar un síndrome que es extremadamente complejo. El modelo no
representa a un Adulto Niño, pues cada cual es un ser único e individual. Aunque
las características pueden cambiar, la base emocional es la misma: la
experiencia de haber crecido en una familia disfuncional con un común
denominador: miedo, ira, y dolor.
Las decisiones que motivan a los Adultos Niños surgen de su
niñez, a menudo olvidada y guardada en el inconsciente. No saben porque
sienten, piensan y se comportan de la forma en que lo hacen, y cuando
finalmente se dan cuenta, creen que no podrán cambiar. Sin embargo, cientos de
Adultos Niños se han recuperado con la práctica del Programa ANA de Doce Pasos.
Quizás de todos los grupos de recuperación, pocos somos tan dedicados y
responsables en trabajar una solución efectiva de recuperación como los Adultos
Niños. Nuestro valor y voluntad son una poderosa fuente de inspiración.
Te invito a que descargues mi ebook "Camino al Corazón - Doce Pasos para Adultos Niños" (Max R. Schmidt) desde tu iTunes haciendo clic aquí
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[1]
Recomendamos al lector que lea y recomiende a los adultos con problemas
emocionales el libro “El Libro Grande - Como Funciona el Programa de Doce
Pasos de Alcohólicos Anónimos” de
Max R. Schmidt
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